Tú

martes

Dos corazones sin viento.

“Era necesario marcharse de allí. No era útil vivir en esa estrella, debía de huir, su corazón cada día caminaba más lento, hacía demasiado viento, y por tanto, su cometa no volaba.

Debía cambiar de hogar. Le estaba matando la luz.

Llevaba un vestido morado, con gran vuelo en su falda, como su sonrisa, con gran vuelo. Un enorme paraguas por si llovían sueños, malos sueños, sueños cuales fueran. Y unas botas rojas para pisar sin medo. Una cometa, una cometa negra, que le acompañaba en su vida, que vivía con ella, que le daba vida, “sino vuela no vivo” decía.

Por eso, tenía que emigrar de allí, su corazón estaba cansado de no volar, estaba cerrando sus puertas. Estaba perdiendo sus sentidos.

La cometa y ella debía de cambiar su rumbo, algo más vital buscaban.

Un refugio sin viento, apacible y tranquilo, sin horas, sin tiempos, sin pasado, ni futuro, donde el ahora se borre, otro mundo aparte.

Después de largas búsquedas por infinitos universos, llegaron a una tierra desierta, vacía y llena de agua: Ema

No había viento, ni olas, todo estaba en paz, era una tierra firme que acogía a las aguas y las aguas la anidaban con calor.”

[Esta historia podría acabar aquí, perfectamente, pero las historias no acaban asi, y esta rara historia menos aún, por eso continua para su fin]

“La cometa y ella habían conseguido crear una nueva vida, unitaria, única, sin principio.

Estaban llenas de vida, de energía, sin luz, ciegas, ciegas de vida, sin sueños. No había voz, sino ojos, ojos de luciérnagas, miradas, miraban a menudo, y se miraban a cada paso, a cada vuelo.

La vida las mató, vivir en dos es bueno, pero no supieron vivir así, desparecieron, dejaron de existir, vida, vida inerte, dejaron de ser, cuidaron tanto el vuelo y las miradas, que la vida las mató, se dieron todo y se quedaron sin nada y en la nada no hay mas vida que la muerte.

Pero como sabéis, la materia ni se crea ni se destruye solo se transforma ( y a veces se propaga). De ellas nació el sol, rey Sol, rey y padre del todo, eran una nueva energía, propagada para dar vida, calor…”