El amor no es una fachada rosa, es amor. El amor nace mientras se hace, y crece.
El amor te cambia, te devora, y te manipula. El amor te llena y te vacía, como épocas de lluvia o de sequia.
El amor no tiene fronteras porque no sabe amar con ellas, no sabe amar con muros, sabe amar con la piel, con los ojos, a voces. El amor no tiene color, ni sombra.
El amor te enseña como quererte queriendo, y sin querer. Te enseña a valorar la soledad, a echarla de menos, y aun así, hacerte feliz.
El amor es emisor y receptor. El amor es caprichoso y acaparador. Es vicioso, y continúo. Es un bucle que no tiene fin, cuando lo pruebas no puedes dejar de hacerlo, ni probarlo.
El amor es químico y físico. Te arranca el corazón para enseñártelo, rompértelo y tirártelo. Después tu aprenderás a construirlo y saber cuáles son sus debilidades, qué le hace frágil.
El amor es orgásmico y tentador, es sutil y pasional, es fuego, es energía.
Amar, a veces te devuelve la vida, y otras en cambio te la quita. El amor lo puede todo, puede volver a un hombre cuerdo, o aún más loco. Te hace fuerte, sin saber por qué.
El amor no es cómo ni cuándo ni por qué, al amor no se le pregunta porque el te pregunta a ti.
El amor es un día, un segundo o una vida entera, porque no tiene tiempo, no tiene prisa, es amor.
El amor te saca el odio que llevas dentro, te hunde, te deprime, de abandona, te deja solo, una vez que se ha saciado contigo.
Es voraz, insaciable, te pone boca abajo y del revés, te da mil vueltas y vuelve a ti.
Amar no tiene reglas, ni educadores, ni palabras, porque amar es, amor es, es ahora o nunca, es... es... es...
Es.
No vive en el pasado, ni el futuro, porque eso no es amor, es añoranza, pena y miedo.
El amor te da brillo a la mirada, y te vuelve gilipollas.
Te acaricia el alma, de una forma mágica, te devuelve la esperanza y la fuerza.
Amar es darle voz a tu corazón para que diga lo que tu cabeza no es capaz de decir, o hacer. El amor no tiene ningún control, es indomable.
El amor, lo es todo, lo puede todo, eres todo.
