Tú

jueves

Y lo máximo que podemos esperar es que un día, tengamos la suerte de poder olvidar.



El miedo te vuelve inútil. O eso me demuestro cada día. Las inseguridades te vuelven frágil e inestable, te absorben y obsesionan y te dejan paralizado.

¿Qué haces cuando quieres y no puedes, o puedes y no quieres?

Cuando sabes que no lo vas a conseguir pero sigues adelante como el guerrero que se alista en el ejército y que lucha hasta el final, por lealtad y amor a una bandera, pero en el fondo te has rendido.

A día de hoy, no sé cambiar mis sentimientos pero si los de los demás, algo curioso. No sé cambiar un pensamiento ni todo lo que llevas dentro, no sé… Es difícil manipular un sentimiento que vive dentro de ti, porque no se puede, sabes que si lo haces solo es por convicción o porque es lo que debes, porque es mejor para ti. Y esperas como el que espera a los Reyes Magos, que algo te cambie, que tu vida gire, o mejor que gires tú… Pero sabes que no.

Y me paso la vida esperando como una gilipollas, porque sabes que en la vida lo último que puedes hacer es esperar porque si esperas nada llega o llega todo aquello que no esperabas. Y te decepcionas, primero con el mundo y luego contigo por haber esperado como una gilipollas.

Te acojonas porque te empiezas a ver débil, porque te vuelves loca y vuelves loco a cualquiera, porque no eres feliz y no sabes porque, o lo sabes pero hay cosas que no tienen solución.

Y llega el punto en el que nos disfrutas porque no te da la gana porque te impides vivir, porque decides ver la botella siempre vacía y porque esperas a los Reyes Magos…

Y un ángel cayó del cielo… así te sientes, rota.


1 comentario:

  1. Me siento muy identificada con esto Terelillo... por eso siempre he admirado a la gente valiente y luchadora, porque es un asco ser espectador de tu vida...
    Sin embargo, también pienso que las personas no somos cobardes o valientes completamente, creo que a veces mostramos valentía y a veces dan ganas de darnos dos leches para que espabilemos. A veces nos sorprendemos a nosotros mismos, para bien y para mal. Pero desde luego lo mejor es sorprenderse, cambiar, como siempre digo, las ideas son como tumores. Si te empeñas en que algo de ti no te gusta, quiero creer que llegará el momento en que lo detestes con tanta fuerza que acabaras erradicándolo... La cuestión es, ese momento... ¿esperamos a que llegue? ¿cómo ayudamos a que llegue? En fin, ahí también entra en juego nuestra impotencia, el no saber qué hacer... Ten muy presente que a todo el mundo en menor o mayor medida le ahogan este tipo de cosas, todos tienen de qué padecer... somos humanas por no saber qué hacer.

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