Tú

martes

Gonna kissing my arms!

Prefiero las flores a las personas, puedes hablar con ellas, puedes mirarlas, tocarlas, olerlas infinitamente, olerlas infinitamente, y siempre estarán estáticas, me gustan. Las amapolas, me encanta en particular, y son rojas.

¿Por qué queremos volar? Tenemos tantas cosas que hacer… y nos paramos a pensar en lo imposible sin saber qué es lo posible, así somos, por eso prefiero las flores. Los pájaros pueden volar, pero no piensan, no sienten, solo vuelan por instinto, por naturaleza, no por decisión propia. Igual que los peces, pueden ver cosas asombrosas, mundos debajo de nuestros pies, pero ¿y qué? El mundo está así por algo, no por desafiar a la ley de la gravedad, sino porque nuestras “alas” es esa “razón” que tiene el ser humano, que tengo yo y que tenéis todos, para volar, y ni si quiera queremos aprender, queremos tocar el cielo pero no queremos aprender a pensar, así vivimos de aburridos, así somos de estúpidos, que por eso prefiero las flores a las personas.

Todo esto suena demasiado pesimista, es verdad.

¿Tanto miedo nos da la verdad? Preferimos la intriga del no saber y tener la tentación perenne, a elegir el por qué de las cosas, nos encanta el morbo, nos encanta la provocación, la admiración hacia nosotros mismos, ser cobarde, o inteligentes no lo sé, y tomar como elección ese camino, porque el ser humano es así, se mira el ombligo, se lo toca y le encanta que se lo toquen, y eso es demasiado triste. Hacer las cosas por razones interesadas, es estúpido.

Para mí es mejor tener las cosas claras, más simples, más sencillas, no tan embriagadoras, pero eso es lo que me encanta y enamora, lo sencillo, la claridad, la espontaneidad, hacer las cosas por sí mismas, sin razones interesadas sino porque sale del mismo alma. Así es, del corazón, dejarse lleva sí suena demasiado bien ¿y? A mi puede que no me haga feliz porque no me sienta “recompensada”, el ser así, facilita a que muchos pasen por delante de ti, de la forma que sea, da igual, que pasarán, pisotearán, pero sé que mi forma es la correcta, lo siento y como lo siento, lo dejo salir, estoy cansada de reprimir impulsos, por algo son impulsos porque llevan a algo, tienen un fin, y eso sí me hace feliz, sentirme sincera, es perfecto. Hay que ponerse más las gafas y dejar de pasearlas, que somos muy modernos, pero demasiados estúpidos. Vivir rápido y morir joven, algo así ¿no?... No damos pa’ más. Yo entiendo que sentarse a pensar cueste… pero es que me duele decir que prefiero las flores a las personas, aunque sea la verdad.

Aprender y desaprender, no, desaprender no, menudo anuncio imbécil, siempre aprender. Hemos aprendido a caminar y lo hacemos a diario por necesidad, también es necesario saber pensar, aprender a hacerlo, o intentarlo. Aprender a sentir, desde el frío del invierno hasta el llanto más injusto, y valorarlo, y entenderlo, y comprenderlo, y madurarlo.

¿Dónde están? ¿Dónde?

La verdad duele pero no mata, todo lo demás sí.

Yo no quiero aprender a volar, yo quiero aprender a elegir, yo quiero aprender a aprender. Yo quiero saber quién soy, y eso no lo regala el tiempo, me lo regalo yo, por mi misma, como las cosas mismas, por sencillez, por aclarar, no por y para los demás, para y por lo que piensen o digan, estoy cansada de pensar que me tengo que “adaptar a”, llevo toda la vida haciéndolo pero nadie se adapta a mí.

No me gusta ese egoísmo que hay, no sé en qué complace, será que complace demasiado, pero es que no le encuentro los 5 pies al gato.

Más vale malo conocido que bueno por conocer, porque no será tan bueno, y lo malo, no es tan malo, es así tal cual, con 5 piernas, 9 dedos y con sentido. WTF!

Natural, pero con azúcar por favor, que no cuesta, que la vida sería más fácil si escogiéramos lo difícil, pero si solo cogemos lo fácil luego todo es mucho más difícil.

¿Existen personas de palabras y otras de hechos? Es una duda existencial de las mías… quiero pensar que sí, aunque a veces se me empaña la mente y no veo bien. A veces soy demasiado extremista y tiendo a pensar que todo el mundo es igual, pero no, por suerte, no, todos tenemos algo que aprender y que enseñar (las tetas no por favor).

Hay que dejar al corazón que crezca, que te hable al oído, y que te cuente los secretos, y guiarlo y enseñarlo, darle luz para que vea que hay ahí dentro. La verdad, sin emborracharlo de falacias, que confunde y sedan, pero desgarran el alma. No le soples, ni lo mojes, déjalo que le dé el sol, el sol de invierno, y puede que seas una flor.

Aprender a vivir, mientras esperas morir. Aprender mientras esperas, siempre.

Las amapolas, me encanta en particular, y son rojas.





1 comentario:

  1. te quiero y he aprendido a quererte, y aprender es lo más maravilloso del mundo, es cierto

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