Acariciar el Veleta de la libertad, una araña atrapada en su propia red, un sueño roto a cada respiro.
Una cárcel, sus palabras fueron su condena, enrredar y desenrredar el alma de la mente cada día. En la penumbra, a veces parece haber fuego, todo arde y le da calor, viveza, autonomía en la razón de ser, estar y parecer. A la vez, comete un juicio, un sucidio. Es... abrir las alas en el momento mas borrascoso de ese Veleta y al instante perder las plumas que conseguian hacerle volar.
Era jodido.
Estaba jodido.
Sí, si porque en la aurora volvía a la cárcel y sin plumas, sin nada y con todo por delante, y un vacío que le perseguia, perdía a soplos, su oxígeno, moría al alba. Era una rutina de la que era preso, culpable y examinado por el "intelecto" que guardaba debajo de sus ojos, fríos.
Su vida era aparentemente coherente, la realidad es que era una anarquía, un Caos, una locura que quebraba el equilibrio entre corazón, alma y razón. Era el corazón pidiendo a gritos un vaso de agua fría, un paseo por la calle, la plena reivindicación de la independencia de ese cuarto, de esa red, del cuerpo hecho cárcel.
Conócete, se repetia una y otra vez. Concédele ese deseo, cumple las promesa que dijiste a gritos hace décadas... No seas inmoral y deja de pecar, seguía repitiendose, sin poder de parar de lamentarse.
Todo acabó, ahogado por el presidio, suicida por no sanar sus alas, por no sonreirle al corazón y apagar la luz de la razón, equívoca , Lucifer, tentador y pecador.
Y le dijo adiós al mundo, sin respirar el aire de la felicidad, por no abrir las alas y romper la celda de estímulos, nervios y sangre muerta.
Adiós, con el corazón en un puño, y la sonrisa en el otro.
Una cárcel, sus palabras fueron su condena, enrredar y desenrredar el alma de la mente cada día. En la penumbra, a veces parece haber fuego, todo arde y le da calor, viveza, autonomía en la razón de ser, estar y parecer. A la vez, comete un juicio, un sucidio. Es... abrir las alas en el momento mas borrascoso de ese Veleta y al instante perder las plumas que conseguian hacerle volar.
Era jodido.
Estaba jodido.
Sí, si porque en la aurora volvía a la cárcel y sin plumas, sin nada y con todo por delante, y un vacío que le perseguia, perdía a soplos, su oxígeno, moría al alba. Era una rutina de la que era preso, culpable y examinado por el "intelecto" que guardaba debajo de sus ojos, fríos.
Su vida era aparentemente coherente, la realidad es que era una anarquía, un Caos, una locura que quebraba el equilibrio entre corazón, alma y razón. Era el corazón pidiendo a gritos un vaso de agua fría, un paseo por la calle, la plena reivindicación de la independencia de ese cuarto, de esa red, del cuerpo hecho cárcel.
Conócete, se repetia una y otra vez. Concédele ese deseo, cumple las promesa que dijiste a gritos hace décadas... No seas inmoral y deja de pecar, seguía repitiendose, sin poder de parar de lamentarse.
Todo acabó, ahogado por el presidio, suicida por no sanar sus alas, por no sonreirle al corazón y apagar la luz de la razón, equívoca , Lucifer, tentador y pecador.
Y le dijo adiós al mundo, sin respirar el aire de la felicidad, por no abrir las alas y romper la celda de estímulos, nervios y sangre muerta.
Adiós, con el corazón en un puño, y la sonrisa en el otro.
Probablemente de todo lo que he leído tuyo sea lo que más me haya gustado. Noto unas pinceladas de propiedad que me han gustado mucho. No me preguntes por qué, pero mejor que nunca.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Me ha parecido precioso Tereso :) me ha parecido estéticamente bonito, y en su profundidad algo triste pero sabio.. no sé, vete a saber si he entendido al menos la mitad de lo que querías transmitir jeje, pero como siempre a cada uno estas cosas le transmiten algo.. Tu esfuerzo ha dado sus frutos ^^!!
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